martes, 17 de enero de 2012

Cuando se grita en silencio (Entrada VI)



Las cosas no son como uno las ve
ni suceden como uno las espera
08/08/05   08:10 PM

Hay veces en que anhelamos con ansias tantas cosas que simplemente se escapan de nuestras manos: no podemos arreglar el pasado, no podemos manejar nuestro presente y no podemos predecir el futuro; lo único que nos queda es vivir intensamente cada día, cada hora, cada minuto, y cada segundo como si fuera el último de nuestras vidas.

Hay veces en el que uno quiere ver las cosas desde su propia perspectiva, pero las cosas en serio no son como uno las ve, son como tienen que ser desde la perspectiva del mundo, de la realidad y no de la nuestra; a veces queremos que todo suceda de la manera como uno lo espera, sin embargo ellas suceden de la manera que debe darse fuera de nuestro alcance y percepción; otras veces queremos obtener cosas que deseamos, pero por el contrario no se da así, por que hace falta más que un deseo para obtenerlas; dejemos los caprichos, debemos darnos cuenta que realmente, y es que realmente no podemos tener, ser, lograr, obtener, conseguir, recibir, todo aquello que tanto quisiéramos.

Fracasos... miles, decepciones… incontables, pérdidas... por montones, desilusiones... demasiadas, lamentos... siempre habrán, puesto que muchas son las cosas que no nos pertenecen; y es que no basta solo con desear, sino con saber qué tanto podemos conseguir siendo lo que somos o haciendo lo que hacemos; por eso nos queda más que la esperanza de saber que por cada fracaso vendrán oportunidades nuevas, y que no debemos darnos por vencidos ante la primera decepción, no es el fin del mundo si no nos salimos con las nuestras, pero lo es si nos echamos al abandono y a la depresión; hace falta fuerza para voltear la página y quererse un poco más,  darse valor para seguir participando, seguir jugando, seguir luchando; solo con ganas lograremos algún día lo que tanto pedimos a gritos a los cielos, así tengas que fracasar mil veces antes de eso.

No hay mal que por bien no venga, escuche una vez y Dios demora pero nunca olvida, ambos dichos que nos dan la esperanza necesaria para sentir que algún día... algún día... aquello que busquemos… por fin llegue.



De la novela Cuando se grita en silencio de Giancarlo Trigoso (Págs. 57-58)