lunes, 31 de diciembre de 2012

Este año aprendí....




Este año comprendí que uno puede ser lo que uno realmente quiere si se lo propone. Comprendí que soñar no cuesta nada, y que si persigues tus sueños, quizás los alcances.

Si quieres cantar... ¡canta!, si quieres gritar... ¡grita!, si quieres llorar... ¡llora! Si quieres ser Simba y protagonizar el musical de tu vida El Rey León... ¡inténtalo! No importa a cuántas personas no le parezcas lo suficientemente bueno en las cosas que haces.  Por que siempre lo he dicho "nadie es pepita de oro para gustarle a todo el mundo", lo que jamás debes permitir es que un "no puedes" o "no eres lo suficientemente bueno" te desaliente... por que quizás existan mil personas mejores que tú en distintas ramas... pero tu coraje, la persistencia y la fuerza que emplees para luchar por lo que quieres solo depende de ti, y quizás es justamente la carencia de esos valores lo que hace que esos "miles mejores" al final no logren nada... por que les faltó tu ímpetu, tu valor y tu perseverancia.

Por que a mí quién más me critica me ayuda, me impulsa a esforzarme para ser mejor. Y quizás no sea el mejor en muchas cosas, pero el acumulado de lo que soy es lo que cuenta... el haberme construido a lo largo de estos muchos años a base de tantos logros personales... probándole a mis padres también de lo que soy capaz... y teniéndolos orgullosos de cada triunfo mío, hasta aquellos que parecían imposibles.

Aprendí también que la amistad es frágil, pero cuando es pura y sincera vence al tiempo, atraviesa continentes, acorta distancias, supera problemas y obstáculos. Aprendí también que no siempre quien te sonríe es por que te estima, y que más cuidado hay que tener de quienes te adulan que de aquellos que abiertamente te demuestran cuánto le desagradas.

Aprendí que la familia lo es todo, que en las buenas y las malas siempre puedes contar con tus padres, si tienes la dicha de tenerlos vivos, y que no debes esperar días festivos para decirles cuánto los amas, por que quizás ellos o tú no tengan un mañana, pero tuviste tiempo para darles un abrazo y agradecerles lo que eres ahora.

Comprendí que el amor no se busca entre las nubes o mirando a las estrellas, que a veces está ahí al lado tuyo, solo tenías que bajar la mirada del cielo. Comprendí que el final de cuentos de hadas no es  una mentira. Es solo que aquellos cuentos resumen en un "y vivieron felices por siempre" todas las peleas, el conocerse día a día, el aprendizaje mutuo, la tolerancia, las diferencias, el compartir, las lágrimas y las sonrisas. Y comprendí que la perfección se encuentra precisamente en la imperfección, en admirar todos los valores y sobrellevar todos los defectos de la persona que amas.

Entendí que sonreír de vez en cuando a la gente puede mejorarles el día y no hace daño en absoluto.  También entendí que decir gracias o pedir por favor incluso a tu más cercanos se recibe siempre de buena manera.

Aprendí que la vida tiene subidas y bajadas como una montaña rusa, y que si en realidad todo fuera felicidad, risas y alegrías sería muy aburrido, de los tropiezos se aprende, y el levantarse hace más fuerte, y que gritar y llorar de vez en cuando te hace sentir vivo.

Este año aprendí, entendí y comprendí de cada experiencia, de cada caída, de cada meta cumplida, de cada persona conocida, de cada planta y de cada ser, de cada lágrima derramada, de cada risa descontrolada, de cada beso y de cada abrazo.

Este año crecí como persona, logré metas, sufrí caídas, me levanté de ellas, reí, lloré, compartí, canté, bailé, actué, grité, amé, abracé, pedí por favor y dije gracias.

Y probablemente el próxima año siga aprendiendo y agradeciendo por ello.

2012... ¡Gracias!!!





miércoles, 21 de noviembre de 2012

¡Tómame o déjame!



Y cuánto daría yo por no ser quien en realidad soy, cuánto quisiera poder darte solo momentos de dicha y felicidad, y por el contrario te hago daño día a día, te arrastro en un martirio sin final.

Soy como una maldita droga, tan emocionante y a la vez tan tóxico. Veneno para tu ser, excitación para tus sentidos. Tan peligroso que autodestruyo si no consigues el antídoto.

Como una típica historia de amor entre humanos y vampiros, soy aquel monstruo que tiene sed de tu sangre, tan dañino que si no controlo mis impulsos puedo acabar con tu vida. Y es aquí en donde pelean mi mente y mi razón, el egoísmo y la abnegación, retenerte aún cuando se cuánto mal te hace mi ser, o dejarte ir para que logres vivir una vida plena de satisfacción y cosas buenas que en realidad mereces. Es mi tonto corazón aquel que lucha y se aferra, aquel que quiere obligarte a desarrollar los anticuerpos necesarios para que mis toxinas no te maten, sin saber si en verdad morirás en el intento o lograrás volverte inmune para seguir conmigo en esta vida, pero la cordura de la mente se abre paso, y piensa que es lo justo dejarte ir para que no sigas más sufriendo.

Lo lamento amor mío, el dolor te está matando, mi forma compleja de ser te está agotando, y no puedo remediarlo. No es solo en mi en donde se inició una batalla en la que el corazón está ganando, el tuyo te obliga a quedarte aún sabiendo cuánto daño te estás haciendo, y en tus bellos ojos se percibe el cansancio, en tu linda sonrisa se nota el dolor, en tus fríos labios se siente como vas muriendo, y en tu cabeza tú ya tienes la respuesta.

Huye amor, huye antes de que sea tarde. Sálvate de las llamas de este infierno, el mismo que tiene mi nombre. Yo soy dañino y tú no debes amarme. Quédate amor, quédate por que aún es muy pronto para rendirse. Lucha por la belleza del paraíso que construiremos cuando encontremos el remedio. Soy tu luz y no debes abandonarme.

Como la letra de aquella canción es un "peligroso amor, amor amargo, amor tan dulce, amor tan tierno, amor que duele, amor que hiere, amor que endulza, amor que quema, amor que enferma, amor que llama, amor... que mata..."

Por eso, tómame o déjame, amor mío, que sea cual sea tu decisión, siempre será la correcta. No me pidas decidir que quien muere poco a poco no soy yo y lo lamento...

¡Tómame o déjame!


domingo, 28 de octubre de 2012

Amor mío... amor mío


Cómo es de irónica la vida, amor mío, que hace que dos corazones que se aman no puedan estar juntos. Cómo es de irónico el destino que hace que nuestras almas se conozcan un día, tratando de complementarse en lo imposible, y tolerar lo inimaginable, y al día siguiente nos hace explotar con nuestras diferencias y perdernos en las discrepancias propias de nuestra mente y de nuestros deseos.

No me parece justo, amor mío, perderte tan pronto, cuando no hacía poco que te había recuperado. No me parecen justas estas lágrima cayendo en mi mejilla y en la tuya y esta opresión en nuestros pechos que no nos dejan respirar.

Fuiste y eres la luz entre tanta oscuridad, la única joya entre tanta basura regada por las calles, culpable de mi sonrisa al dormir y al despertar en los últimos meses, la ilusión y la esperanza anhelada durante los últimos años. Fuiste y eres lo magnífico y real entre tanta simplicidad y falsedad que existe en mi vida.

De algo estoy seguro y es que en realidad no te merezco, demasiada grandeza para una mente y un corazón que solo saben ser complicados, demasiada dulzura y belleza en todo sentido para quien no supo comprender a tiempo que la lucha de todos estos años debió haber sido mutua. Sin embargo tu alma persistente nunca retrocedió, siempre amándome en silencio, siempre pensándome y deseándome desde cerca o lejos, me hizo descubrir lo que en serio sabía desde hacía tiempo, que nunca estuve solo como creía, que no era que la soledad se había colado por la ventana de mi cuarto para acompañarme en las noches frías de frustración y desesperanza, creyendo que no había más ya para mí, que contemplar el amor en las novelas o películas románticas. Tan solo estuve mirando mal, creyendo que debía buscar al frente sin darme cuenta que te tenía a mi costado.

Y cómo duele, amor mío, saber tantas cosas y a la vez no saber nada. Ya que un día creí tenerte y, sin embargo, hoy  ya te he perdido.  Sellando con un beso aquella despedida que parecía inevitable, pidiéndome perdón por culpas que no te corresponden, ¿o es que acaso lo hacías por haber dado tanto de tu parte y hacer de estas últimas semanas las más lindas de mi vida? Perdóname a mí por no haberte agradecido todo esto, por no haberte dicho que me hiciste sentir vivo, amado, apreciado, valorado.  Te pido disculpas, amor mío, si fui egoísta, engreído y caprichoso. Tan solo no debías consentirme, y a pesar de ello, me seguiste malcriando.

Y dime si algo se me olvida, amor mío, más que pedirte que luchemos a menos que creas que has perdido toda fuerza. No te rindas, inventa un modo, que en esta batalla estamos juntos y yo no he renunciado todavía, por que creo que tenemos armas más poderosas que nuestras propias debilidades, por que creo que por más que el destino nos juegue malas pasadas, nosotros podemos derrotarlo.

¡Lucha, amor mío! Que aunque la razón sea tan objetiva y se vuelva más acertada, es preferible escuchar a tu corazón, que siempre encontrará la forma de hacer triunfar al amor.

¡No te rindas, amor mío! Que esas siglas tatuadas en mi alma y que hoy pongo en descubierto significan que te quiero mucho más de lo que te puedes imaginar.

¡No me dejes, amor mío! Que puedo vivir tranquilo sabiendo que no somos perfectos y que aún así nos amamos, que vivir lamentando tu partida y culparme el resto de mi vida  desde ya sabiendo que no hay perfección más grande que justamente dos corazones que se tienen el uno al otro.

¡No te vayas, amor mío! Que contigo se me va la vida...

jueves, 4 de octubre de 2012

Recordando que sigo vivo



Quisiera recordar mi niñez como si fuera ayer,  cuando bastaba solo con jugar, comer, dormir y reír para ser feliz. No preocupaciones más que asistir al colegio, que a pesar de las tareas y los exámenes, al final terminaba siendo igual de divertido.

Hoy, años de años después, aquí estoy con mi vida, tan compleja como mi ser, donde con altibajos construyo un camino incierto que yo mismo creo cierto, esperando sorpresas que me hagan cambiar mi destino, por que quiero más que una simple monotonía, porque quiero más que vivir la vida creyendo que hacer lo que todo el mundo hace es lo correcto, sin preocuparme por las presiones de la sociedad y de la gente cercana quien siempre cuestiona, quien siempre demanda, quien siempre pone el ojo sobre uno y pregunta, quien siempre se mete en la vida de uno sin algún derecho tan solo porque esperan que termines haciendo lo que la mayoría estila, yo quiero más que solo eso.

Quiero vivir sin tener que preocuparme por el paso del tiempo, que sin lugar a dudas asusta, quiero más que tener que ponerme caretas para cada día, quiero ser yo, quiero gritar y llorar como loco si así lo deseo, quiero alzar la voz y enfadarme si así lo considero, quiero reír hasta revolcarme en el piso si así lo siento, quiero arder en deseo y sucumbir a una pasión desenfrenada si así lo anhelo, quiero ser libre e independiente rodeado de soledad si así me provoca, quiero amar y ser amado y caminar por los bosques acompañado si así lo prefiero, quiero correr los verdes campos, cabalgar a toda velocidad los valles,  bañarme desnudo en el río, jugar con bolas de nieve en el monte, prender una fogata en la orilla del mar, cantar con las aves y sonar más fuerte que ellas, quiero paz, naturaleza y tranquilidad.

Quiero recordar que tengo oídos para escuchar sonidos o las distintas melodías del mundo; ojos para contemplar la belleza de seres, lugares, objetos o cosas; boca para cantar canciones que disfruto y vivo letra a letra; nariz para sentir olores y respirar el aire puro del día a día; manos para sentir texturas y para escribir lo que quiera decir mi alma; labios para probar sabores dulces agrios y amargos y  también para besar; tengo un corazón para soñar, y quiero tan solo sentir que sigo vivo.

Pero entre querer y tener hay un abismo de improbabilidades. Regreso mi mirada hacia el interior de esta habitación y aquí sentado solo frente a esta máquina veo que hay cosas del ayer, aunque me gustaría recuperar, no regresarán jamás. Viejas fotografías que me traen gratos recuerdos, amores perdidos, superados y hasta quizás olvidados reaparecen en cada una de ellas, amistades no se si falsas o sinceras que un día compartieron conmigo llantos y alegrías y para las cuales soy quizás (e hipócritamente) un perfecto desconocido. Y el tiempo sigue pasando, y veo matrimonios consolidados, algunos duran otros se acaban, niños nacidos niños por venir, sonrisas y emociones, llenos de dicha, y yo deseándolos pero no aún en un futuro cercano.

Hoy sin duda la melancolía es la protagonista, aquella que me robó la sonrisa. Aquella que a pesar de tener a quien me quiera tanto me hace sentir desconsolado. Aquella que a pesar de saber que estoy rodeado de grandes personas a las cuales tengo como amigos me hace sentir tan... solo. Aquella que me hace extrañar a mis viajeros padres que aunque se que están ya por regresar, hoy si me hacen falta. Aquella que se coló por mi ventana en esta noche fría de primavera y me tuvo a altas horas de la noche escribiendo todo esto para poder descargar aquí mi mezcla de sentimientos: alegrías y tristezas, nostalgia y desesperanza, añoranza y deseo. Hoy ella es quien pone equilibrio a tantos días de felicidad y noticias buenas, por que la vida sin duda tiene que ser una montaña rusa, con subidas y bajadas,  por que dejarme acompañar por la melancolía de vez en cuando así como hoy, me hace recordar que... sigo... ¡vivo!

domingo, 2 de septiembre de 2012

Como una montaña rusa



La vida es como una montaña rusa, llena de subidas y bajadas lo único que hace es darle emoción al recorrido; es bueno romper con la monotonía, con el común de los días.

Como tantas veces lo he dicho,  los amigos y los amores vienen y se van,  y por qué mezclar la amistad con el amor pues porque ambas son relaciones personales que se entablan con  personas, con las cuales se llegan a construir o desarrollar sentimientos. Muchas veces se comparten cosas afines, muchas otras tantas no, pero al fin de al cabo,  se llegan a convertir en parte fundamental de tu vida.  Aquellas risas, aquellos llantos, aquellas discusiones o diferencias compartidas, factores que  llenan de alguna u otra manera nuestro existir. 

Ayer quizás perdí una amistad,  pero hoy gané un amor, y quien sabe mañana pierda un amor y gane una amistad, sobre el futuro no se tiene del todo el control, pero del pasado se obtiene el recuerdo y la experiencia. Y es así como uno a lo largo de los años se va volviendo más crítico, más desconfiado, más inseguro respecto al resto, y es así como cada golpe, cada herida que va cicatrizando va endureciendo tu corazón, va cubriendo de capas cada vez más impermeables para que nada ni nadie le vuelva a hacer sentir el daño que alguna vez lo tumbó al piso creando mares con solo llorar lágrimas. Solo que hay que ser lo suficientemente optimista y valiente para no cerrar del todo las puertas ni negarse a lo que a veces es inevitable: una nueva compañía.

A veces quisiera eliminar a tanta gente de mis recuerdos, y debería empezar primero haciendo una depuración de mis páginas sociales pero, por el contrario, prefiero no hacerlo,  porque aunque para muchas de esas personas quizás fui un nada en sus vidas o tan solo un conocido más, para mi fueron personajes con nombres y apellidos incluidos en algún capítulo del libro de mi vida.

Hoy añoro, hoy extraño, hoy solo miro con nostalgia fotos de alguna que otra amistad que en su época fue sincera, o al menos así lo creí entonces, y aunque sea triste, a la vez hay algo que me pone alegre, y es que  hoy también agradezco, agradezco la oportunidad que me da una vez más la vida en conocer y seguir conociendo gente tan maravillosa, aunque esperar mucho de cada una de esas personas es cometer el error de aquellos tiempos en los que era más confiado e inmaduro. El riesgo se acepta, uno tiene que seguir luchando y avanzando.

El pequeño espacio vacío que dejó una falsa amistad se llenó por seguro con más que una simple amistad, y en estos momentos el carrito de la montaña rusa va en subida, que me esperará una bajada, no lo dudo, le pondrá emoción a este viaje, sin embargo no pretendo salirme de este juego si es que al lado no está quien me vino acompañando.

martes, 31 de julio de 2012

Tan solo una llamada



Los días pasan ¡es cierto! Y el tiempo parece poder curar las heridas que sangran, como si fuese remedio de todos los pesares, de todo el dolor, de toda la tristeza. Sin embargo, la nostalgia a veces tan solo aparece de la nada, al ver una foto o escuchar una canción, al vivir luego un recuerdo intenso y tan lúcido como aquel instante real en el que las penas eran alegrías.

Imposible no pensar, imposible no recordar. El vivo recuerdo permanece. Aquella imagen está ahí clavada en la mente, sentida en el corazón. Y ¿cómo le hago frente a todo esto?, ¿cómo censurar en mi memoria aquello que aún quiero conservar?, ¿cómo vivir sin melancolía cuando se extraña?

A veces me mantengo ocupado, a veces me distraigo con lo que sea. Los amigos, los verdaderos amigos, muchas veces están ahí en los peores momentos, aunque a veces, en compañía de todos es posible aún sentirse solo.

Rodeado de muchas personas, pero atrapado en  esa caja de cristal, en donde grito sin ser escuchado, en donde hago señas sin ser visto, es imposible no perder la fe y hasta enloquecer. De repente alguien a miles de kilómetros me ve y me escucha. Alguien que siempre está ahí presente en mis pensamientos, protagonista de mis sueños, como musa de mi inspiración, quien me recuerda que no hay tiempo ni distancia que pueda separar dos almas que fueron atadas por el sentimiento y el deseo, más que perfecta combinación.

De repente el teléfono, tan solo una llamada, aquella tan inesperada. Una voz que me sedujo, una voz que me sorprendió, que me tranquiliza; aquella voz que tanto añoraba, dueña de mis recuerdos, culpable de mis lamentos. Ahí de nuevo, calmando mi angustia, recordándome que cerca o lejos, ayer, hoy o mañana, está ahí... por mí y para mí.

Gracias... ¡también me hacías falta!

domingo, 1 de julio de 2012

Mi fiel compañera



Hoy mi agridulce y amarga protagonista es la amistad, por que me he vuelto a dar cuenta que amigos van y amigos vienen.  A lo largo de nuestra vida son muchas las personas que van entrando y saliendo de ella como si nada. Llegan mostrando una fachada que tantas veces engaña a la vista,  y es que lamentablemente no todos venimos con el don de poder leer la mente, ni con ese grado de intuición tan desarrollado que a veces nos da un indicio de que tal o cual persona no nos conviene, ya que a menudo nos equivocamos.

¿Qué es la amistad? ¿cuánto dura una amistad? ¿cómo podemos saber cuando una es real? Las dos primeras preguntas son muy simples de responder:

Amistad es la relación afectiva entre dos o más personas, muchas veces se comparten cosas en común, muchas otras no, pero se basa en el cariño desinteresado, en la aceptación de la persona tal cual, en la capacidad de tolerancia para aceptar defectos, en la admiración y el reconocimiento de virtudes, en la simpatía, en la empatía, osea la capacidad de una persona para poder ponerse en los zapatos del otro.

Muchas veces hemos estado rodeados de gente con la cual nos encariñamos bastante, a casi todos llamamos alguna vez amigos, y a muchos aún continuamos llamándolos de tal modo por que así lo sentimos. Y la verdad es que la cantidad de amigos aumenta conforme pasan los años, y el mismo rumbo propio de nuestras vidas nos hace tomar caminos distintos, alejándonos quizás de aquellos tiempos en los que solíamos hacer cosas juntos,  nos alejamos incluso en distancias, pero la verdadera amistad queda, trasciende cualquier obstáculo, no importa cuántas cosas hayamos pasado a lo largo de todo el tiempo, manteniendo el cariño en la memoria y en el corazón, como cuando recordamos a nuestros amigos del colegio con nostalgia, despúes de haber pasado tantos días y años juntos, y saber que no podemos verlos tan seguido porque llegaron nuestros amigos de la universidad y ahora compartimos más momentos con ellos, cosa que se repetirá al graduarnos para empezar a compartir luego con nuestros amigos del trabajo, con los amigos de la vida, o quizás los del barrio a quienes quizás podamos ver más seguido por lo cerca que viven a nosotros, pero hay veces en las que ni así de cerca los podemos ver.

Y respecto al tiempo... se supone es eterno, una verdadera amistad no acaba. Y qué de aquella pregunta de cómo saber si es o no real. Pues... no lo podemos descubrir sino hasta que ésta... de repente se acaba.

Llevo algunos días triste. ¡Descuida! nunca antes la tristeza me ha vencido. He caído tantas veces por diversos motivos que aprendí a levantarme con la misma rapidez con la que me arrojan balas cargadas de rencor, de rabia, de orgullo o frustración. Discutir con los amigos no debería ser mayor problema, los hermanos lo hacen todo el tiempo, solo que... difícilmente los lazos sanguíneos podrán hacer que dejen de quererse como hermanos, aunque no imposible. Pero con los amigos es distinto.

La decepción me abraza, sobretodo al darme cuenta que en la complejidad de mi ser, en mi mundo irreal de fantasías, inmadurez y drama injustificado soy capaz de aceptar cuando me equivoco, y creo que esa es mi virtud, en este mundo lleno de orgullo e hipocresía al resto le cuesta tanto aceptar sus propios errores, reconocer que obraron mal, pero no yo, con lo orgulloso que soy, pareciese que fuera yo una nuez difícil de roer, pero no es así cuando se trata de la amistad, por ella soy capaz de doblegarme, de rendirme, de pedir disculpas y así lo hice. Quizás ser perdonado le tome a algunos unos días a otros unos años, ¿quién sabe?, depende de la situación o la gravedad. En mi caso no era para tanto, un enfado no debería pasar de ser solo eso, y así intente que fuera. Pero parece que no todos opinan como yo, todos tienen tiempos distintos y no puedo pretender que la gente reaccione igual que yo o en función a como yo esperaría que reaccionen. Pero igual decepciona. Decepciona y hasta duele darte cuenta que para quienes te importan en serio, a veces solo eres un fulano más.

Y luego de esto veo a mil alrededor y veo que estoy rodeado de muchos y a la vez estoy tan solo. Pregunto ¿es que acaso he quedado un poco afectado y de repente me siento vulnerable y muy sensible? Y por qué no bastarme con el cariño de mis padres si ya bastante refugio tengo con ellos, con su amor incondicional.  La respuesta es tan simple como que no me son eternos.

Es irónico, en unos días se celebrará el "día del amigo", no es más que una nueva estrategia de marketing de alguna empresa cervecera que busca más promover el consumo del alcohol que el de rescatar el valor de una verdadera amistad. En fin, supongo que tendré alguna persona menos con la que celebrar, y no porque así lo haya decidido yo, sino porque di mucho de mi parte por solucionar las cosas y fui totalmente ignorado, incluso se podría decir que hasta me sentí humillado, por la forma como fui tratado.

Hoy la amistad se antepuso  a mis escritos. Hoy mientras escribía esto me preguntaba a mí mismo... ¿Es para tanto?, quizás sí, quizás no. Quizás solo es parte necesaria del drama al que recurro cuando quiero inspirarme y escribir algo... Quizás este sea uno de aquellos días en los que sin motivo alguno me lleno de melancolía, como cuando me asomo por la ventana y de repente veo la luna llena, que aunque parezca poco creíble me afecta siempre poniéndome en ese estado, solo que hoy si hay un motivo justificado. Pero luego reviso el calendario lunar, solo por curiosidad tratando de buscarle una respuesta a por qué escribo esto... y ¡oh sorpresa!... tenía razón... se vienen días de luna llena....

....mi fiel compañera....



sábado, 2 de junio de 2012

Una dulce y triste canción



Pasada media noche, sin poder dormir, me asomo por la ventana, tratando de encontrar aunque sea una estrella, pero el cielo es gris oscuro, y así como triste es también desconcertante. La melancolía aprovecha aquel instante para colarse por entre mis sábanas, y apoderarse por completo de mi cuerpo, y en una mezcla de pasión masoquista en la que se disfruta de aquella sensación de nostalgia infundada y desesperación cuando no hay motivo alguno, se empañan los ojos de lágrimas saladas contenidas para no ser desperdiciadas sin razón. 

¿Qué es este sentimiento de añoranza que me invade? Es decir, ¿qué es aquello que mi ser tanto implora?, no lo se. Quizás un momento de debilidad del corazón, o mejor dicho de fortaleza y sublevación por estar tanto tiempo sometido a la cordura de mi cabeza, la cual en un grado de autoritarismo no le permitió por tanto tiempo expresarse,  comunicarse, liberarse. ¿Y quién la podría juzgar? si no buscaba más que proteger a aquel órgano tan golpeado por la vida, fuerte y vulnerable a la vez, que bombea recuerdos en lugar de sangre, recuerdos lindos y recuerdos terribles. 

La dulce y taciturna melodía de un piano me recuerda cosas que ya no recuerdo, y mi alma se desprende de mi cuerpo buscando alzar vuelo allá tan arriba en donde no existe nada más que cielo abierto, para volar libremente sin ataduras físicas que me mantengan prisionero de una coraza muy dura que nada más oculta un interior muy blando. Y cada nota es un cuchillo y a la vez suave pluma que acaricia. 

Sin embargo, todo tiene un fin, y la melodía también, y al dejar de sonar va cerrando aquellas cicatrices que se habían abierto tan solo unos momentos. Y el sueño me invade, y mi alma regresa casi bruscamente. Y mi corazón se recubre nuevamente con capas y espinas, y mi mente toma control una vez más para recordarme que mañana será otro día, que quizás sea gris también, pero que será distinta a la noche porque de todas formas el sol alumbra.  Y lentamente voy cerrando mis ojos... mañana será otro día... será otro día...

lunes, 30 de abril de 2012

Cuando se grita en silencio (Entrada Final)



Una rayo de luz 
 17/06/06   02:34pm



Y fue  arrastrándome que proseguí mi marcha, con un rumbo incierto dentro de un túnel largo y oscuro, lleno de pasajes y de obstáculos que me daban golpes muy duros, un laberinto que parecía tenerme atrapado dando vueltas y vueltas sin parar, y todo esto parecía nunca poder acabar; fue en ese preciso momento en el que  quité la mirada del suelo y al levantar mi rostro me cegó un rayo de luz, y adiós desesperanza, adiós martirio,  no había más añoranza que pudiera ya acabar conmigo, sólo un sentimiento digno de alabanza que acabó rápidamente con aquel castigo, hoy por hoy solo sonrío viendo con nostalgia el tiempo que había perdido, creyendo que en mi  ya todo había acabado, sin darme cuenta que recién  mi vida comienza… esta vez lleno de dicha y compañía, lleno de paz y alevosía, hoy ya de pie.. mi camino he encontrado,  y esta vez… camino acompañado.


De la novela Cuando se grita en silencio de Giancarlo Trigoso (Pág. 103)

sábado, 31 de marzo de 2012

Cuando se grita en silencio (Entrada VIII)



Una y mil razones 
   18/03/06  03:45PM 


Un espacio vacío que no se puede llenar todavía.
Una ilusión perdida en un mundo fantástico que nunca existió.
Un dolor que nació en el pasado y aún se mantiene.
Una cicatriz que cada cierto tiempo vuelve a abrirse y derrama sangre.
Un sueño desecho mucho antes de que pueda abrir los ojos y despertar.
Una desesperanza sumergida en un mar de lágrimas que no se agotan.
Un deseo inconsistente que persiste sin motivo alguno.
Una idea atravesada en el alma conectándola con el corazón.
Un recuerdo que persigue y tortura a una mente desahuciada.
Una libertad atrapada en una compleja forma de ser.
Un error cometido que aún genera y trae consecuencias.
Una culpa que corresponde más al resto menos a nadie.
Un periodo que pertenece al ayer mas aún permanece intacto.
Una huella que dejó el momento más intenso de mi existir.
Un pesar con el que se carga todos los días.
Una herida que se alimenta y crece con la soledad.
Un sentimiento aprendido y maldecido desde que comenzó a herir.
Una vida acabada mucho antes de que pueda siquiera empezar.
Un y unas mil razones no me bastarán para explicar.


De la novela Cuando se grita en silencio de Giancarlo Trigoso (Págs. 95-96)

domingo, 4 de marzo de 2012

Cuando se grita en silencio (Entrada VII)




Si bastase tan solo respirar 
 04/12/05  06:38PM


Es tan oscuro el camino que simplemente no lo veo, pero es tan grande la voluntad que me dirige hacia un mundo lleno de posibilidades. Caminando con incertidumbre dejo en cada paso marcado sobre la arena la nostalgia de todo aquello que una vez fue y hoy solo pertenece al ayer, y pensar en retroceder el tiempo suena excitante, y saber que no podré hacerlo frustra aquel instante, ese preciso momento en el que si pudieras cambiar un hecho de aquellos tiempos con tan solo un cerrar de ojos suena ideal, y que sin embargo, debes de aceptar que todo lo sufrido fue fatal, un mal necesario que te sirvió para hacerte más fuerte, y liberarte de los tormentos y pesares que sufrió tu mente.

Un mirar hacia delante, dejarte guiar por una luz en medio de esa oscuridad penetrante,  solo así salir del túnel por el que caminas y comenzar a construir tu mañana aunque todo parezca estar en tinieblas o te encuentres frente a frente con un muro. ¡Sáltalo! ¡Derríbalo! el poder lo llevas dentro, cuando comprendas todo eso, volverás a estar contento.

Y es que no es suficiente solamente el desear, si bastase tan solo respirar, nada importaría ya para cambiar el hecho de que un día te pudiste enamorar. Y la verdad es que hace falta más que todo eso para superar todo aquello que una vez te hizo llorar, las ganas nacen de tu fe, la fuerza se impulsa de ellas, el impulso te hace caminar, y es andando que vuelves a encontrar regado por el piso retazos de amor que cada vez que los reúnas lo irás creando hasta que una vez ya completo…explote.

En ese momento una lluvia de felicidad caerá en un ambiente de ilusión, nueva luz, nueva esperanza, fruto de tu esfuerzo y tus ganas de vivir, sin dejarte morir en ese camino lleno de obstáculos que te tenía atrapado en el pasado. Al salir del túnel mira al cielo, mira al sol y mira a tu alrededor, la luz de ese astro te cegará para que no vuelvas a ver más desgracias, y verás con tus ojos del corazón, encontrarás perfección en cada girar, cada vuelta una sorpresa, cada instante un momento que vivirás consciente de que puedes aún…respirar.

De la novela Cuando se grita en silencio de Giancarlo Trigoso (Págs. 71-72)

martes, 17 de enero de 2012

Cuando se grita en silencio (Entrada VI)



Las cosas no son como uno las ve
ni suceden como uno las espera
08/08/05   08:10 PM

Hay veces en que anhelamos con ansias tantas cosas que simplemente se escapan de nuestras manos: no podemos arreglar el pasado, no podemos manejar nuestro presente y no podemos predecir el futuro; lo único que nos queda es vivir intensamente cada día, cada hora, cada minuto, y cada segundo como si fuera el último de nuestras vidas.

Hay veces en el que uno quiere ver las cosas desde su propia perspectiva, pero las cosas en serio no son como uno las ve, son como tienen que ser desde la perspectiva del mundo, de la realidad y no de la nuestra; a veces queremos que todo suceda de la manera como uno lo espera, sin embargo ellas suceden de la manera que debe darse fuera de nuestro alcance y percepción; otras veces queremos obtener cosas que deseamos, pero por el contrario no se da así, por que hace falta más que un deseo para obtenerlas; dejemos los caprichos, debemos darnos cuenta que realmente, y es que realmente no podemos tener, ser, lograr, obtener, conseguir, recibir, todo aquello que tanto quisiéramos.

Fracasos... miles, decepciones… incontables, pérdidas... por montones, desilusiones... demasiadas, lamentos... siempre habrán, puesto que muchas son las cosas que no nos pertenecen; y es que no basta solo con desear, sino con saber qué tanto podemos conseguir siendo lo que somos o haciendo lo que hacemos; por eso nos queda más que la esperanza de saber que por cada fracaso vendrán oportunidades nuevas, y que no debemos darnos por vencidos ante la primera decepción, no es el fin del mundo si no nos salimos con las nuestras, pero lo es si nos echamos al abandono y a la depresión; hace falta fuerza para voltear la página y quererse un poco más,  darse valor para seguir participando, seguir jugando, seguir luchando; solo con ganas lograremos algún día lo que tanto pedimos a gritos a los cielos, así tengas que fracasar mil veces antes de eso.

No hay mal que por bien no venga, escuche una vez y Dios demora pero nunca olvida, ambos dichos que nos dan la esperanza necesaria para sentir que algún día... algún día... aquello que busquemos… por fin llegue.



De la novela Cuando se grita en silencio de Giancarlo Trigoso (Págs. 57-58)