martes, 24 de mayo de 2016

Otra noche de luna llena porque c'est la vie



Heme aquí escribiendo una vez más, desahogando entre líneas carga emocional que llevo atrapada dentro.

Y es que en días monótonos y de luna llena escribo. Y es así que recuerdo mi última publicación hace 2 meses atrás: era luna llena, y dar rienda suelta a mi inspiración me costó quizás una relación. Hoy creo más bien que fue tan solo una tonta y cobarde excusa, e idiota yo por pensar que al borrarla evitarían las lágrimas que se derramaron desde esa noche por unos cuántos días.

Lo que llega rápido... rápido se va... y la fascinación y emoción llegaron y así también se fueron, y al irse... el llanto llegó, y en unos cuantos días también se fue, y luego se despidió el dolor, aquel que me hizo tropezar y caer,  y al caer retrocedí, pero para tomar impulso y levantarme... ¡y me levanté!... y al hacerlo lo hice con más fuerza y experiencia, cual ave fénix que renace de entre las cenizas más fuerte y más hermoso, con más brillo y con una nueva vida y nuevas alas para seguir volando.

Y heme aquí recordando, reviviendo aquel momento en que me dijo que no quería ser esa fuente de inspiración. Y heme aquí riendo, pensando en cómo peca la soberbia con tal desfachatez que le hizo creerse protagonista en esta novela que lleva por título mi nombre, sin darse cuenta que soy yo mismo, egocéntrico como nunca, mi propia fuente de inspiración, y que en esa novela solo participaba como personaje de relleno que únicamente sirvió para darle forma a mi historia (y para enseñarme).

Y heme aquí burlándome y disfrutando de cómo el karma me hace justicia y yo por años llevo jugando a que se llama "mi poder de maldición", lo que sea es válido en tanto signifique un poco de satisfacción en retribución, y no es que disfrute de las desgracias ajenas, aunque algunas persona se lo merezcan, pero lo que vi hoy no es en realidad una desgracia. 

Desgracias son los problemas, aquellos que nos quitan el sueño, aquellos que muchas veces callamos o aquellos con los que batallamos. Y eso me recuerda algo que leí por ahí: "sé amable siempre, cada persona con la que te cruzas está librando una batalla"... Y yo libro las mías, como atender a ese angelito al que en lugar de alas le dieron cola, ¿que si me duele la columna? Me duele, pero más me duele su lucha interna y su frustración y la mía de no poder comunicarnos como quisiéramos (sería más fácil). O lo que es peor, estar viviendo un drama con alguien que quieres mucho y cuyo estado de salud es crítico, la incertidumbre de no saber qué sucederá, creer en un ser supremo al que pocas veces entiendo pero el cual me hace sentir fe... y por qué no el drama de aquel ancianito con un número equivocado al que no pude ayudar del todo... y es que dramas tenemos todos, de diversos tipos e intensidades... 

Y la luna no ayuda, el stress invade, y mañana será otro día, cargado de risas, trabajo, preocupaciones, quizás llanto, coraje, fe, paciencia y buen y mal humor, discusiones con malcriados o desubicados, adrenalina vehícular, y estupidez política y nacional, habrá frustración y rica comida para desconectarte un segundo con el mundo, un chocolate por favor, porque así es el día a día, porque así transcurren los segundos, porque el mundo gira y no se detiene y yo tampoco me detendré, porque es la vida misma y en francés c'est la vie!!!