domingo, 24 de marzo de 2013

Noticias Inesperadas



El tiempo pasa y no lo podemos detener, y hace años parecía tan solo ayer, cuando siendo aún tan joven me creía lo suficientemente maduro, vivido y experimentado. Hoy, tanto tiempo después, es increíble saber cuanto estaba equivocado. Y sin embargo, es posible todavía sentirse tan igual y diferente a aquel muchacho de tan solo veinte años al mismo tiempo, sentir que puedo reír a carcajadas por estupideces y divertirme con los mismos amigos, muchos con los que quizás compartí desde la infancia.

Hoy no soy ni lo suficientemente joven, ni lo suficientemente viejo, creo yo; y es que... ¿qué es en realidad la vejez?... ¿quién dice qué determina si uno está viejo o no? si probablemente hoy a mis treinta me veo tan joven como el de veinte, según yo, tan interesante como el de veinte cinco para muchas otras personas, tan viejo como para el de dieciocho; si yo mismo, sin ir muy lejos, en la adolescencia veía como señor mayor ya al de veintiocho, ni hablar a los de treinta y tantos y  los de cuarenta, y ahora... son esas edades lo que considero joven e interesante.

Cada año cumplido, cada base alcanzada, no es más que el comienzo a diversos cambios a los que poco a poco nos vamos acostumbrando. Que si los quinceañeros eran las únicas reuniones que me importaban en la época del colegio, al cumplir la mayoría de edad pues andar de discoteca en discoteca y hacer gala de esa falsa adultez era suficiente para sentirse uno independiente y maduro, y así también llegaban las nuevas amistades como las de la universidad y poco a poco las del trabajo, y llega uno luego a esa edad en la que la mayoría de tus amigos se van casando y se van volviendo padres y madres de familia, y entre baby showers y showers vas planificando tu tiempo preocupándote por lo aún te falta o te queda por vivir, y aunque la fecha para ser padre y casarse cada vez se prolonga más en mujeres y sobre todo en hombres, pues... es inevitable pensar que a veces se te acorta el tiempo.

Hoy recibí noticias inesperadas, de esas que simplemente a veces no son tan sencillas de asimilar, y es que cuando se trata de embarazos sorpresivos y te lo dicen dos de las personas que significan tanto en tu vida, al mismo tiempo, pues antes de saltar de emoción piensas "no puede ser, es una broma", luego al darte cuenta que ambas lo dicen con firmeza... no te queda más que tratar de asimilar poco a poco la idea.

Pero... ¿por qué es tan difícil de asimilar?, si no es mi vida la que de alguna manera va a cambiar..., y quizás ese sea el punto, y no es por egoísmo, pero si algo de miedo al pensar que las cosas cambiarán, dos de tus mejores amigos acaban de dar un gran paso en su vida, aquel paso en el que se harán responsables por la vida de alguien más, y esto no significa que sea el fin de la diversión, que se acabaron las salidas, las juergas,  y los viajes, o... ¿quizás si?... pero, sea como sea, definitivamente es un gran cambio. De pronto las reuniones para ellas se volverán cumpleaños de primer añito, las conversaciones serán cambio de pañales y lo que es mejor o más saludable para el bebé.... y es ese el temor, el de tal vez sentir que a mi me falta mucho aún por llegar a esa etapa, temor a ver como las prioridades de mis más cercanos van poco a poco cambiando, van madurando, y las mías quizás sigan estancadas, sigan inmaduras, o sigan sin querer hacerme crecer.

Poco a poco todo cambia, y ese ese paso a la adultez el que asusta, ya que con noticias como esas me doy cuenta de que ya no soy aquel chiquillo de hace tantos años, aunque muchas veces quisiera aún serlo. Quizás cuando deje aún lado  mis propios temores e inseguridades, cuando deje yo que mi egocentrismo protagonice el día preocupándome por el ¿qué será de mí y mi futuro?, empiece yo a aceptar el hecho de que mis amigos más cercanos tienen derecho a crecer y cambiar en algún momento de su vida.

No hay nada más que pueda decir hoy, más que aceptar que estoy feliz y conmocionado por las noticias, pero no puedo negar que han pasado solo unas cuantas horas y no las he podido aún asimilar del todo. Probablemente cuando las noticias dejen de ser unas sorpresas inesperadas para mí, tal vez en un par de días, comience ya a pensar en cómo ser el más consentidor y engreidor de todos.

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