domingo, 14 de septiembre de 2014

Un adiós difícil... muy difícil!


Es difícil decir adiós. Es difícil cerrar ese capítulo del libro que creíste tendría muchas sagas y un final feliz como aquel del que hablan falsamente los cuentos de hadas.  Tan difícil como para superar en poco más de dos meses todos esos años que compartiste en momentos de felicidad, aquel tiempo en el que a pesar de las discusiones y los días grises tu alma estaba contenta y satisfecha.

Pero tu mente puede ayudarte a seguir adelante, incluso cegarte creyendo que porque ese alguien ya no está presente en tu vida has dejado de sentir su presencia en tu interior, y sin embargo, tu corazón traicionero decide hacerse presente un día para recordarte que aún hay heridas por cicatrizar y lágrimas no lloradas por derramar.

De repente por obra del destino o de tu subconsciente bien consciente indagan en tu pasado trayendo a tu "nueva" vida recuerdos plasmados en fotos y anécdotas, en objetos o canciones. Y te das cuenta y te asusta creer que el corazón no es tan fuerte como tu mente, y flaqueas... y de pronto te invade la incertidumbre de saber si es aún amor o tan solo algo de dramática melancolía, aquella que a veces se cuela por tu ventana al observar la negra oscuridad del cielo una noche cualquiera como esta.

¿Es que acaso hoy hay luna llena? ¿Acaso puedo culparla a ella? ¿Y por qué buscar excusas para justificar este sentimiento de desolación? ¿Para qué buscar ocultar esta nostalgia que me trae el pensar una y otra vez en la falta que me hace?

Y de nuevo caigo en esta desesperanza de soledad nocturna mientras abrazo a mi almohada, y mil ideas fluyen en mi cabeza, todas parecen coherentes cuando se habla con la mente, pero son falsas para el corazón, y así es un error comparar su sonrisa con otras diez mil sonrisas, buscar virtudes en otras personas para recordarte sus más grandes defectos, y tener motivos para así sentirte menos culpable por todo lo que te está sucediendo.

Que difícil fue decir adiós cuando dos corazones aún se querían lo suficiente como para seguir soñando juntos, sin embargo los sueños se esfumaron, algo falló, es irónico a la vez, quizás estuve equivocado... no era amor suficiente para continuar soñando unidos. Que difícil es decir adiós y aunque ya fue dicho, el verdadero adiós se dirá el día en el que volverse a ver no duela. Pero aún es difícil... muy difícil.



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